Bien, ya tenemos pensado donde vamos a dormir, qué vamos a usar para rodar en el Ring y cuantas vueltas queremos dar, como hemos visto en la parte anterior. En nuestro caso eso nos sitúa a las 7 de la mañana un sábado desayunando en una casita en los alrededores del Ring. Ni en los mejores sueños me hubiera imaginado eso, pero ahí estamos, con una mezcla de nerviosismo y ganas por experimentar lo que será rodar en el Ring.
Lo primero que hacemos una vez salimos es ir a la oficina de Rent4Ring a recoger el Swift. Tras rellenar unos papeles y asistir a una charla de seguridad con las normas que hay que cumplir en el Ring nos acompañan al coche. Una vez lo ves en directo te parece una máquina bastante llamativa. La estética deportiva del Swift se junta con lo rebajado de suspensión, las llantas, las Toyo y lo que se vislumbra del interior desde fuera (básicamente unos baquets, barras y poco más lleva el coche). Nos subimos y enfilamos el kilómetro y poco hasta el circuito para empezar la aventura…