Tras la resaca electoral (para el que celebrase la victoria en las urnas) toca plantearse qué efectos puede tener en este mundo que nos apasiona y que es el motor. Nuevos jefes significa siempre cambio de cabezas. Unas ruedan y otras sustituyen, es ley de vida. Como el señor Pere Navarro se nombró por parte del PSOE, dudo mucho que el PP, los antagonistas, vayan a mantenerlo en el cargo, aunque haya conseguido convertir la DGT en una rentable empresa.
Tras una gestión de varios años es cierto que ha conseguido reducir las cifras de muertos en carreteras. La mejora de las infraestructuras, tanto carreteras como servicios de emergencia, sumado a la evolución de la seguridad activa y pasiva (y a la renovación del parqué automovilístico español) y el acojone que ha metido Pere a correr con tanta multa y tanto asustar al personal ha surtido su efecto. Menos muertos, muchas multas y muchos aborregados a los que se les ha olvidado conducir o conducen con miedo o tensión.